miércoles, 18 de noviembre de 2009

órgano interno

19

Ahí…está mi cabeza. Detrás de las nubes nadie la puede ver

hasta que no se vayan y no se irán porque estamos en otoño

y el otoño es mi órgano interno, nada que palpar sólo mi mente sola










lejos de algún lugar


como que quién tira hacia allá?
la que no sabe si en algún momento volverá

como quien no sabe querer pertenecer
la que no siente ninguna señal de tráfico
o que no sabe en qué momento se fue

todos sois okupas de pensamiento,
tiempo avalado para no retarme
no me resiento por ello,
me han entretenido durante olas y adioses

las avenidas no me pertenecen
al parecer alguna lleva mi nombre
pero conducir en ella? no, eso no.
sólo se trata de construir para luego destruir.
caminas para no tener que reandar otra vez

la generación de las máquinas

sábado, 14 de noviembre de 2009





hoy no he sido nadie que quiera recordar.

Entre todo mi recuerdo inhabitado a veces me pierdo. A estas alturas, me lo podré permitir,
para serme sincera, me lo debo,
por parecer tan capulla a veces, tan insensible a las lágrimas ajenas.
¿y qué hay de las mías? Las mías? Siento eso del miedo ajeno. El que las ve sé que se quedará para siempre. y es demasiada responsabilidad.
prefiero camuflar mi incapaz peristencia personal en las notas, si están disponibles, LA y RE.

No creo que nunca llegue a la altura que requiere mi memoria, de momento ella sólo se apunta los días en los que me pinto los ojos. y coincide que esos son los días, según me enseñaron,

en los que más profundamente tienes algo que esconder.



miércoles, 11 de noviembre de 2009

me angustia el cruce de miradas

la doble dirección de las palabras
















me cansa tanto tráfico
y tanto si nsentido

martes, 10 de noviembre de 2009

Marina Tsvetáieva

MI DÍA es desordenado y absurdo:
al mendigo pido pan
y al rico le ofrezco limosna.

En la aguja enhebro un rayo de luz,
al ladrón le doy la llave,
con polvos blancos encubro mi palidez.

El mendigo no me da pan
el rico no acepta mi dinero,
el rayo no pasa por la aguja.

El ladrón entra sin llave,
y la tonta llora a lágrima viva
ese día sin gloria, día inútil.