Ahí…está mi cabeza. Detrás de las nubes nadie la puede ver
hasta que no se vayan y no se irán porque estamos en otoño
y el otoño es mi órgano interno, nada que palpar sólo mi mente sola
Los selenitas no comen tragando el alimento, sino oliéndolo. Su dinero es poesía, poemas escritos en pedazos de papel cuyo valor está determinado por el valor del poema mismo. Hay libros que hablan y ciudades que viajan. (M.S. Fogg)
Ahí…está mi cabeza. Detrás de las nubes nadie la puede ver
hasta que no se vayan y no se irán porque estamos en otoño
y el otoño es mi órgano interno, nada que palpar sólo mi mente sola
hoy no he sido nadie que quiera recordar.
Entre todo mi recuerdo inhabitado a veces me pierdo. A estas alturas, me lo podré permitir,
para serme sincera, me lo debo,
por parecer tan capulla a veces, tan insensible a las lágrimas ajenas.
¿y qué hay de las mías? Las mías? Siento eso del miedo ajeno. El que las ve sé que se quedará para siempre. y es demasiada responsabilidad.
prefiero camuflar mi incapaz peristencia personal en las notas, si están disponibles, LA y RE.
No creo que nunca llegue a la altura que requiere mi memoria, de momento ella sólo se apunta los días en los que me pinto los ojos. y coincide que esos son los días, según me enseñaron,
en los que más profundamente tienes algo que esconder.